¡Mozo, Mozo! Tengo un disco de de Bossa en mi sopa.

Discos de versiones hasta en la sopa. De bandas impensadas que deben estar revolcándose entre sus lágrimas al escuchar sus clásicos interpretados por voces femeninas dignas del spot publicitario de Credil ¿Cuándo se va a terminar esta moda que comenzó hace un par de veranos? ¿Eh? ¿Cuando?

La culpa de todo la tiene Rita Lee y su disco de 2002 intitulado Bossa n´ Beatles. Un disco original, de una cantante brasilera con una trayectoria intachable en el rock. Y acompañando su increíble voz, una banda  sólida, que deja fluir las notas de bossa-nova con frescura y naturalidad. Ese disco fue un éxito, y lo fue con justos motivos.

Ya es de público conocimiento que cuando algo es un éxito un grupo de empresarios inescrupuloso sentados detrás de grandes escritorios y sobándose sus grandes panzas deciden exprimirlo hasta la última gota. Pero claro, para que rinda aún más el negocio, deciden contratar voces femeninas que ni siquiera figuran en los créditos del disco, músicos cesionistas que parecen hacer todos los instrumentos con un teclado Casio igualito al que tengo en casa.

Y como por arte de magia estas versiones baratas en clave de bossa/Chill-out bombardean nuestros oídos. Clásicos del rock de bandas como The Ramones, Pinl Floyd, Queen, Bob Marley, Rolling Stones, Ac/Dc y Guns n´Roses suenan ahora en los consultorios odontológicos de todo el país mientras te lees una revista Gente de 1996. Los after our porteños más exclusivos se adueñaron de   estos clásicos de rock y jóvenes trajeados beben sus New Age mientras menean la cabeza con Live an let die y Sympathy for the devil.

Que raro que no se les ocurrió hacer un disco del hermano sin talento de Gabriela Sabatini y titularlo “Bossa n´Ova”. Sería un éxito sin dudas.